Mi papá decía que las cosas se hacían «suave», refiriéndose a enroscar una tapa o a meter una pieza en donde correspondía. Si hay que forzar algo, generalmente es porque no va allí. La lógica es impecable.
Ahora dicen que hay que dejar que las cosas «fluyan», pero creo que no tienen idea de todo el trabajo que hay detrás de eso. Porque, para que una pieza cace o un líquido fluya correctamente, debe haber una planificación, horas de trabajo, ejecución adecuada y escoger el momento. De lo contrario, por mucho que se permita correr el agua, se va a ir para lugares donde tal vez hace más daño que bien.
Las mejores relaciones son las que parecen fáciles. Una pareja que baila lindo junta. Pero eso es sólo una ínfima parte de la verdad. Para llegar allí, hubo muchos pies pisoteados y muchas pérdidas de ritmo. Ningún atleta de alto rendimiento, por talentoso que sea, logra llegar a su pico sin practicar. Ya allí encuentra el «flow», claro. Como deslizarse por una montaña. Primero hay que escalarla. Y volverla a escalar.
Sí, hay que dejar que las cosas fluyan. Pero no por un caño.