Conocer

Tengo una amiga que dice, no sin razón, que la confianza apesta. Y es que confunde tener confianza con la falta de respeto, tanto propio como del otro. La convivencia constante no debe borrar los límites de la educación. Por eso detesto esa familiaridad excesiva que permite groserías. Simplemente no es lo mismo.

Para una verdadera intimidad se necesita conocimiento y apertura. Si no se es vulnerable, poco se puede sembrar sentimentalmente, porque no hay profundidad. Pero una cosa es la apertura y otra muy distinta es una falsa desnudez en la que la gente se despoja de la amabilidad. El ser sincero sin groserías es la medida justa de una amistad que perdure.

Me gusta conocer a la gente que tengo cerca. Eso no implica ni que me tengan que decir absolutamente todo, ni que tengan que perder la educación cuando me tratan.

Vivir con más gente

Nada pone tanto a prueba una relación como compartir baño. En el caso concreto de dos mujeres, la cocina. O que una use las cosas de la otra. Me está siendo patente con la niña adolescente con la que comparto espacio y que de repente se lleva mis cosas. Para una hija única como yo, es complicado.

La vida en sociedad requiere muchas adaptaciones. Para que sea exitosa todas las partes deben sentirse en ventaja, con negociaciones donde todos ganen. Lo demás no sirve.

Así que, a veces, me toca ir a buscar mis esmaltes a otro cuarto. Y me encanta que haya otro cuarto, con otra persona con la que comparto espacio. Porque es un privilegio tener familia, vivir con ellos y verlos crecer. Así todos ganamos.

Decisiones

Las opciones más difíciles son entre dos cosas similares. Por eso cuesta tanto escoger yogur en el súper. Aunque buscamos nuestra máxima conveniencia, tomar decisiones siempre supone excluir todo un universo de posibilidades a favor de una única vía. Y eso nos causa conflicto.

Sólo tenemos certeza de la bondad de lo escogido hasta mucho tiempo después. Y hasta eso es con un poco de engaño, porque no podemos saber qué hubiera sido en el otro camino. Simplemente no hay manera de regresar en el tiempo, tomar la otra decisión, y compararlas años más tarde.

Así que, antes cosas que se parecen, no me detengo a pensarlo demasiado y no me arrepiento. No tengo tiempo.

Todo se resuelve

Mi mentira favorita sigue siendo “todo va a estar bien”. Porque es una de esas mentiras que, con suficiente tiempo, se convierte en realidad. La mayor parte de cosas tienden a estar bien o a desaparecer o a morir. Y, al final de cuentas, eso lo arregla todo.

No soy particularmente nihilista, al contrario, me gusta la vida y creo que tenemos trascendencia. Pero sí soy pragmática y tiendo a estar satisfecha con lo que tengo en el momento. Al final del día, lo que hay es lo que hay.

Así que, cuando algo me duele, me molesta, me agobia, me miento y espero. Al final, llega a ser verdad.

Las verdades sentidas

Cuando alguien lo quiere a uno, se siente. Cuando no, se siente más. Las palabras son medios maravillosos para apuntalar las acciones, pero sin las segundas, no sirven de nada.

Tal vez por eso tenemos un radar de mentiras incorporado y por eso nos molesta tanto que nos quieran decir que las cosas son de una forma, cuando las estamos viviendo de otra. Hay que fijarse en el contexto de lo que dice la gente, sobre todo cuando contradice sus acciones.

A mí me encanta que me digan que me quieren. Soy feliz con palabras de cariño. Pero prefiero que me lo demuestren.

Estar enferma

Tener fiebre y dormir todo el día pareciera una propuesta de juego macabro. Por una parte, lo de dormir sí se antoja. Por la otra, lo de la fiebre mejor no. Pero fue lo que me tocó hoy y le saco la parte buena.

Estar enfermos nos demuestra lo vulnerables que somos y cómo el cuerpo es susceptible de desmoronarse en un ratito. También se puede aprovechar para sobreponerse a las molestias y seguir adelante con la vida, en la medida de lo posible.

Yo combiné las dos, porque el ejercicio y el trabajo y el súper no perdonan. La vida sigue, con o sin uno y a mí me cae mal tener que hacer carreras para ponerme al día. Dormir estuvo rico, conste.

La píldora mágica

La magia existe. La ley de la atracción es verdad. Los milagros suceden todo el tiempo. Pero no como nosotros creemos. Lo mejor que tengo en mi vida, todo eso que funciona bien, con simplicidad y elegancia, todo, me ha costado esfuerzo, sudor, tiempo, sacrificio, lágrimas. Nada de lo que sirve, lo hace sin que lleve mi atención. Es sólo que el trabajo no se mira, si no, no serviría.

Me puedo identificar con las personas que buscan atajos para solucionar sus vidas. Yo misma lo he hecho y siempre con resultados insatisfactorios. Y no quiero decir que todo tenga que ser una lucha constante, pero hasta hervir agua necesita fuego. Nuestros mismos cuerpos están diseñados para funcionar mejor con un poco de presión, de privación, de agotamiento.

Así que, claro que existe la fórmula secreta para todo: hacerle. Hasta conseguir lo que uno quiere. Cambiando de método cuando algo no funciona, descansando cuando estamos exhaustos, modificando hasta la forma del resultado. Pero haciéndole.

Pertenencia

Si te pongo nombre,

¿eres mío?

Responderás a mi voz

cuando te llame

aunque no estés

sólo con decir

el nombre que te puse.

Será mía esa parte tuya,

porque sólo yo te llamo así.

El suplemento

Casi nunca he tomado vitaminas. Recuerdo las Chucks, con su sabor ligeramente ácido y la textura un poco a yeso. Me encantaban. A mí y a toda la humanidad de mi edad, no por nada era tan difícil abrir el frasquito. Pero ahora que tal vez sí lo necesitaría, no tomo complementos a lo que como.

Nada en la vida es absoluto. Ni el mayor de los talentos se puede desarrollar sin la ayuda del entrenamiento. Todo necesita una pequeña ayuda para desarrollar su máximo potencial. Como la comida, que ya no nos llena todos los requerimientos de nuestra edad, ninguna relación puede suplir todas nuestras necesidades. Para algo tenemos un círculo variado de personas con quiénes interactuar. Se aburrirían de nosotros si no pudiéramos poner nuestra atención en otra parte.

Tengo que ayudarme con algunas cosas extra ahora. No puedo comer toda la proteína que necesito y ando en prueba con la creatina, aunque esa relación ya casi está en pausa indefinida. Y busco activamente a mi círculo extendido de relaciones para seguirlas cultivando. Ellas sí me complementan la vida.