Progreso

Sólo hay una forma de vivir: hacia delante. Hasta que no inventen una máquina del tiempo.

En toda relación, hay que dejar ir el pasado y ver cómo se desarrolla el resto. Claro que no hay forma de medir sin hacer comparaciones. Pero nada sirve si no es para mejorar.

El progreso, más que la perfección, es lo que uno necesita para saber que lo está haciendo bien. Hasta el más mínimo.

El tiempo en espera

Hacer tiempo… tan bonita esa expresión. Como si el tiempo pudiera crearse, no simplemente gastarse. Implica que uno le está regalando lo único que no regresa a alguien. “El tiempo es el más grande de los lujos”. Uno espera, porque valora más el resultado que la anticipación.

Tener la habilidad de no precipitarse, de tener paciencia, de saber diferir el placer en el futuro, no quiere decir que uno no valore lo que hace ahorita. Es que tiene la capacidad de sopesar cuál de las cosas le va a dar uno mayor satisfacción y empeñarse en obtenerla. El sacrificio del ahora por el mañana. Mejor dicho, la inversión.

Hasta para que abran la tienda que uno quiere hay que saber esperar. Porque no hacerlo implica muchas veces una mayor pérdida de tiempo.

No escoger

La primera vez que fui a un súper gringo, me quedé parada frente a los yogurts. Eran tantos… no tenía ni idea de cuál me iba a gustar más y no quería hacer una mala escogencia. Era como desperdiciar una oportunidad maravillosa que me estaba ofreciendo la vida: agarrar el mejor yogurt del mundo. Cosa que obviamente no existe.

Cuando tenemos muchas opciones cuesta más escoger que cuando hay pocas. En el segundo de los casos, uno agarra entre pocos lo que sabe que le gusta y ya. En el primero, el miedo a equivocarse a veces paraliza. Hasta que uno aprende que hay muy poco en la vida que sea de importancia suprema. Mejor agarrar algo y que no sea perfecto a no hacer nada.

Me sigue pasando que me quedo boba frente a un despliegue casi infinito de yogurts. Pero me sacudo y agarro el primero que me llama la atención. En primer lugar porque seguro me va a gustar. En segundo, porque no voy a saber si había otro mejor. A veces la ignorancia sí es la felicidad.

Vieja favorita

Uy. Hay una nueva versión de Night Court, mi serie favorita de los 90s y no sé cómo sentirme al respecto. Tengo ganas de verla y no quiero hacerlo. Me encantaba esa serie, es imposible que la vuelvan a hacer igual de bien. Pero…

Cuando uno se esfuerza demasiado en recapturar algo que fue mágico en su momento, invariablemente se decepciona. Nada vuelve a ser igual. Lo que sí se puede es darle otra variante al tema como una buena improvisación en el jazz.

Voy a ver el primer capítulo de la nueva serie. Tal vez lograron conservar el sabor original, con un nuevo gusto. O tal vez es pésima. Pero no lo puedo saber de antemano.

La cuerda y el lazo

Sigo viendo a mi pequeña

cuando te paras a mi lado, y ya no lo eres

escucho a la niña

hablar desde tu boca adolescente

tu cuarto lleno de peluches y maquillaje

mi vida pasando rápido a tu lado

y tú, pequeña mía, cortando la cuerda

para volar más alto

mientras yo forjo otro lazo

que nos una con ternura.

¡Felices 14 mi Vida!

Diferentes historias

Pide que dos personas cuenten un acontecimiento y tendrás por lo menos dos historias distintas. (Si son abogados, no menos de tres.) Yo creo que es cuestión del lugar desde donde vemos las cosas. No es lo mismo verle la cara al caballo, que la cola.

Aunque la verdad es absoluta, la realidad, esa que percibimos, es relativa. El punto es encontrar coincidencias para entenderse. El problema es cuando una de las partes hace prevalecer su versión de los hechos a costa de todo lo demás, incluso la verdad.

Por eso es tan importante la evidencia incontestable de los videos y otras pruebas. Y también por eso es que es tan destructivo que éstos puedan ser manipulados y manufacturados. Prefiero que hayan varias versiones, todas reales.

Invencible

Nadie es invencible. Todos flaqueamos. A todos nos llegan al precio. Y todos perseveramos, todos continuamos, todos nos sobreponemos. Es la realidad de la vida. Cambiamos de estado y en eso reside el secreto de la existencia.

Ningún ser vivo se mantiene inmutable. Y todo lo que nace, muere. No tiene connotación trágica, simplemente es lo que hay. Esa hermandad que compartimos al existir sirve de faro. Al final, todos vamos hacia el mismo lugar.

Yo quiero saberme hecha de algo perdurable, mutable y perecedero. Cosas contradictorias pero que se complementan. Sólo así es uno invencible.

Ponerse al día

Uno crece con gente a la que le guarda cariño aunque no la mire seguido. Las vivencias compartidas hacen una base firme de cosas en común que, si son felices, unen de forma bonita. Por eso los hermanos tienen un lazo especial aunque no se caigan bien y por eso es que uno de padre tiene la ilusión de crear lugares comunes con los hijos.

La estructura humana nos empuja a crear memorias emocionales indelebles cuando crecemos. Eso nos marca para toda la vida.

Cuando uno regresa a donde creció, se reúne con amigos de la infancia, va a reuniones de colegio, hay una persona en particular con la que uno se reencuentra: uno mismo. Hay que ayudarse a que ese encuentro sea feliz y nuestro yo de antes esté satisfecho de en quién lo convertimos.

El soundtrack

Hoy suena en mi mente “aquí estás otra vez”, y no precisamente por algo bueno. Me dio migraña, ooootra vez. Una compañía no grata. Capitulé tomando medicina fuerte y ya soy persona, pero ¿cuál es la necesidad de sentirse uno así?

Pues sí que la hay. Porque el dolor es una de nuestras formas más efectivas de cuidarnos. Las personas que tienen condiciones nerviosas que les impiden sentir dolor están s una cortada de morirse. No poder fijarnos que nos quemamos, que tenemos roto algo, que se nos explotó un órgano, es no poder vivir. El dolor nos preserva. También el emocional. Y no hay necesidad de hacerse uno el valiente e ignorarlo. Hay que detenerse y examinar de dónde viene, cuál es la causa y cómo quitarlo. Porque tampoco se trata de andar lastimado uno el resto de la vida.

Me dio migraña porque me enojé. No tengo que enojarme tanto. Es bueno que el dolor me lo recuerde. Y espero ya no escuchar seguido la cancioncita.

No estar

Pierdo el tubo negro de noche

se desaparece en la oscuridad

lo encuentra mi mano, se vuelve corpóreo

no todo lo que existe se puede ver

pero siempre se puede sentir.