Tengo pms y me siento fatal. No físicamente, emocionalmente. Soy una cosa que llora con todo y yo no lloro ni picando cebollas. Es cuestión de la edad, supongo y ya lo tengo bien identificado, porque no es la primera vez que me pasa. Pero es de esos fenómenos en los que saber no me alivia el asunto. La sensación es la misma.
Parte del viaje es conocerse a uno mismo. Y eso cambia muy seguido, así que se vuelve interesante. Lastimosamente, el conocimiento no lo hace a uno mejor algunas veces, sólo explica el comportamiento. La genética, la educación y los hábitos crean una inercia muy grande y la voluntad no siempre alcanza.
Yo sé que en unos días voy a volver a ser el rayo de sol (bueno, la chispa) que soy usualmente. Que esta sensación de ahogo se va a disipar. Que sólo tengo que aguantar un par de días más. Aunque eso no me quita lo emocional, al menos entiendo que no son los demás, soy yo. O tal vez sí son los demás, pero yo no estoy en condiciones de aguantarlos. Hasta dentro de tres a cinco días.