Aprovecha

Si te digo que te extraño

miles

con la lengua atravesada entre los dientes

porque no me gusta decirte que te extraño

mucho

y se me traban los dedos sobre el teclado inexistente

para no decirte lo tanto que te extraño

tanto

aprovecha.

La realidad

Hay expectativas para todo. No podríamos vivir en sociedad sin ellas. Por ejemplo, tenemos la expectativa que si trabajamos, nos pagan. Si tenemos verde en el semáforo, pasamos. Y si tenemos una pareja, es nuestro apoyo. Eso es bueno, porque así hacemos planes. Pero las expectativas no son la realidad y muchas veces no se cumplen.

Quisiera poder moldear totalmente mi futuro, pero hay demasiadas cosas fuera de mi ámbito de influencia. Casi que lo único que puedo controlar son las reacciones a mis impulsos porque ni siquiera mis emociones son “mías” en el sentido de yo poder escoger. Uno trabaja con lo que hay, buscando que sea lo que uno quiera y adaptándose a lo que toca.

Yo sí estoy a favor de tener expectativas y hablarlas. Dejarlas claras y construir sobre ellas, aún sabiendo que no se van a cumplir al cien. No importa. Vale la pena creer en un futuro que uno quiera y mover un poquito la realidad.

Porque sí

Lo cotidiano nos define. Somos eso que hacemos todos los días. Más que lo que creemos y pensamos. La cara del “voy a lavar ropa hoy porque toca y no porque quiera”, el tratar de no estallar con los niños, el recordar ser cariñosa con la pareja. Todo eso que uno repite es lo que deja de recuerdo, que es en esencia la verdadera inmortalidad.

Además, la rutina sirve de trampolín para los actos extraordinarios. Es el ejercicio del músculo constante, lo que nos prepara para un esfuerzo extra y luego continuar. Aprender a tener una rutina y que ésta nos permita ser flexibles, es el reto de la vida entera.

Toca hacer lo que toca. Mejor si se hace sin tragedias. Porque la vida tiende a continuar, ya sea que uno la acompañe o que se lo pase arrastrando. Prefiero caminar sin pena.

Entender

Resulta que ya puedo tener conversaciones con argumentos con los niños. Pueden formular sus ideas, entender las mías, estar o no de acuerdo. En pocas palabras: ya son interesantes, no sólo entretenidos.

Aunque como mamá nunca los voy a poder tratar como pares, el hecho de respetarnos y reconocer su capacidad de pensar, me ayuda a ser mejor mamá. Mejor persona, seguro.

Cuando uno creció en un hogar autoritario, el llegar a entender que los hijos pueden no conformarse con un “porque yo digo” y se vale que pidan entender, cuesta. Me cuesta todos los días y a veces gana el dictador y otras el diplomático. También es cierto que cada uno tiene su momento y mi trabajo es saber a cuál dejar ejercer. Espero aprender.

Para mañana

Estoy escribiendo “para mañana” y eso ya es hoy. Ha sido un día largo. Haciendo cosas extraordinarias para mí.

Así que, por hoy, hasta aquí dejo mañana.

Hacerte sentir

De joven me importaba

qué pensaras de mí

como si tu idea fuera mi realidad

ahora sé que los pensamientos cambian

lo que queda es la sensación

la piel enchinada con la cercanía

el recuerdo fijado a olores dulces

lo que te hago sentir.

Igual y opuesto

No podría vivir con alguien como yo. Digo esto aunque mis dos hijos se me parecen mucho. Demasiado. Y qué bueno que no vamos a vivir juntos para siempre. Creo que hay mucho de bueno teniendo cosas en común, pero pudiendo complementarse, no ser iguales.

El chiste de cualquier relación es ver las cosas distintas, tener otras perspectivas. Por eso uno comparte con otras personas y también por eso los que se creen el centro único del universo tienen patologías. Encontrar alguien con quién caminar sobre terreno compartido, también es bueno cuando se comparten las cosas que cada uno mira.

Alguna vez leí que las mejores relaciones son de personas con educación similar y carácter opuesto. Tal vez no me iría a ese extremo, pero sí aprecio que me hagan contrapeso. Un sube-y-baja sólo es divertido cuando hay vaivenes.

Relatar y volverlo a hacer

Ayer contaba parte de mi vida. Es primera vez que esa historia la dije sin sentimientos. Una conversación más informativa que otra cosa. Qué bueno que veintisiete años después, ya no me afecta.

Los recuerdos no son como fotos que sacamos de una caja cada vez que los examinamos. Son más como figuras de plasticina que se deforman con cada manipulación. Además van vestidos de sentimientos que son intercambiables con otros sin desvirtuar la esencia de la memoria, solo cambia el lugar desde donde la miro.

El tiempo es el principal modelador de estas figuritas. Pero uno también puede decidir qué adornos ponerles, porque cada emoción es fresca y ésas podemos llevarlas al lugar que prefiramos. Es rico examinar una etapa desagradable de mi vida y sentir paz. Tal vez la próxima vez que manipule ese recuerdo, encuentre felicidad. O no, no exageremos.

Lo más popular

Ya estoy en edad de que lo mejor para mí es lo que más me gusta. Aplica para todo, especialmente la ropa. Nunca he sido mucho de modas y ahora menos. Quiero verme bien en el espejo, no en los ojos de extraños. Y la gente que me quiere creo que le importa poco cómo me miro. Tampoco estoy ya en «edad de merecer», así que no estoy en busca de aprobación.

Es complicado eso de pertenecer a una sociedad y querer ser parte de una cultura, pero no querer conformar con todas las expectativas para una mujer de mi edad. Se supondría que a mis casi 47 años, yo no debería estar tatuada, ni usar minifaldas, ni tener opiniones… no sé, las cosas han cambiado considerablemente desde que mi mamá tuvo mi edad. Menos mal. Y seguirán cambiando para mi hija. Espero que para mejor.

Lo más popular no siempre es lo mejor, es simplemente lo que apela al común denominador. Y lo común a veces raya en lo ordinario. Tal vez por eso me guste más lo que me gusta.

Diferencias

El language es una evolución del ser humano que debería estar entre el patrimonio intangible de nuestra existencia. Porque es una obra de arte, a veces un poco retorcida. Las reglas de la gramática son más bien una colección de costumbres reiteradas que tienen alguna coherencia, pero demasiadas excepciones. Eso no es lo más importante, claro. Lo que verdaderamente lo hace maravilloso es que sea un medio de comunicación, no sólo de hechos, sino también de ideas y sentimientos.

El problema principal es que cada uno de nosotros tiene una interpretación personal e íntima de las palabras, porque necesariamente les asignamos una carga de vida. Si pienso en un árbol, probablemente se me ocurre la ceiba que miro todos los días y otra persona pensará en el limonar de la casa de sus abuelos. Y está bien, para ese tipo de cosas no tenemos que coincidir totalmente. Es en cuestiones de valores y verdades profundas en donde la diferencia de términos ha provocado hasta guerras. Por algo hemos tenido conflictos alrededor de religiones.

Cuando uno quiere una relación exitosa, hay que revisar coincidencia de términos. Y, aunque eso no es romántico, entender con precisión qué piensa el otro del amor, la familia, la verdad, la justicia y todas esas palabras inmensas, es una buena base para caminar sobre terreno común. Nada como encontrarse con ideas totalmente distintas de una cosa que debe resolverse entre dos. Receta perfecta de fracaso. Así que vale la pena hacer un pequeño glosario de términos, junto con el librito de poemas cursis. Probablemente ayude más el primero.