Medidas promedio

Las recetas modernas tienen medidas estándar que no existían antes. Una taza era la taza que uno usaba de forma regular y la cuchara la que estaba en la gaveta. Una cuestión más de sentimiento que de precisión.

Tenemos muchas medidas para nuestras vidas. El problema es que la persona promedio no existe y nadie conforma por completo con lo normal. Por eso no nos sirve a todos lo mismo, sólo más o menos. Por eso lo que hacemos con un hijo no funciona con otro. Y por eso es que no siempre entendemos lo que nos pasa.

Lograr encontrar la medida que necesitamos requiere atención y pruebas. No siempre tenemos el tiempo para hacerlo. Pero hasta la receta con las medidas más precisas necesitan ajustes personales. Ni siquiera el agua es igual en todas partes.

Pérdida de tiempo

Hoy es el octavo domingo consecutivo, según mis cálculos, de este fin de año y me siento perdida. No hay clases, no hay karate, no hay radio. Aunque sí sigue habiendo ropa qué lavar y comidas qué hacer. La vida tiene una manera de seguir, aún en medio del más profundo de los descansos. Eso es bueno cuando hay una pérdida porque nos hace salirnos del encierro. Pero, en ocasiones como ésta, la rutina sólo me recuerda que este estado beatífico de mañanas tardías y días lentos, es temporal.

Perder el tiempo es un pecado en contra de nuestra existencia misma. No hay nada que lo recupere. Pero descansar… Me cuesta separarlos. No he aprendido bien a darme un momento de no hacer nada.

Todos necesitamos este tipo de disrupciones voluntarias. Porque la vida tiene unas maneras muy particulares de obligarnos a parar. Prefiero sentirme haragana a enferma. Y me gusta cocinar, aún en este enésimo domingo consecutivo.

Tantas opciones

Es complicado encontrar algo interesante qué ver, no por falta de cosas sino por lo contrario. La abundancia sin límites nos deja igual de insatisfechos que su escasez. Solo que, cuando hay mucho y no nos podemos decidir, sentimos que vamos a perdernos de algo mejor que lo que tenemos.

Hay muchas formas de estar insatisfecho. Pero sólo una de serlo: vivir en lo que uno tiene y no insistir que hay otras cosas que uno no tiene. El universo de lo que uno desconoce, carece, podría tener, es infinito. Y aburrido.

Siempre se puede tener algo mejor. Pero no vale la pena lamentarse de no tener una posibilidad sin disfrutar lo que sí se tiene. No hay nada mejor que vivir con el lema: es lo que hay.

Malas fotos

Detesto cómo me miro en las fotos que me toma otra gente. No me reconozco. Siempre salgo con una sonrisa de psicópata, mal parada, los ojos muy pequeños y me miro gorda. Fatal.

Tengo muy pocas fotos con mi mamá. Y, si a ella le pasaba lo mismo que a mí, lo entiendo. Pero no lo perdono. Quiero más fotos con ella y con mi papá y con mis abuelas. De mi tío Alberto no tengo ni una.

Así que hoy pedí que me tomaran fotos con mis hijos. No me gusta como salgo (ver primer párrafo), pero las tengo. Prefiero una mala foto existente que una buena imaginaria.

¡Feliz cumpleaños!

Hola Mami,

Otro año más y tanto, tanto por contarte.

El Canche ya maneja y no lo hace mal, aún contando el portón que dobló por no quitar el retroceso. Le cayó bien la bajada de humos. Según él ya era Senna. Entre el adolescente gigante y serio, todavía veo a mi niño dulce. Sigue con su buen grupo de amigos, sigue ganando todas las clases y sigue enfocado en estudiar fuera de Guate. Tengo que encontrar una forma de sustituir los viajes largos en el carro cuando lo llevaba a sus partidos porque era la mejor manera de enterarme de su vida. Supongo que lo tendré que invitar a almorzar de vez cuando. Mi papá estaría tan orgulloso de él… Le sacó bastante al abuelo, incluido el amor por el deporte. Me gusta verle todo lo bueno de mi papá sin lo malo. Siento que la vida da oportunidad de mejorar hacia adelante. Ni te hablo de lo guapo. Si hasta con acné tiene que pedirles a las niñas que hagan cola. Espero con ansias el día en que le guste de verdad una chica y lo deje en visto. Le va a caer bien esforzarse.

La Princesa… Ha sido un año de muchísimo crecimiento con ella. Hasta perder alemán y tener retrasada lo hemos convertido en algo positivo. La vieras, Mama. Está más que preciosa, está feliz. Es dulce y determinada y divertida. Su condición la ha hecho madurar tanto, que es un milagro que se conserve tan de su edad. Obvio está loca por maquillarse, te podría recordar a cierta hija tuya a esa edad. Sigue retando mi capacidad emocional, pero es bueno. Me hace crecer.

Yo estoy bien. He procurado quedarme sólo con lo que me hace mejor, aunque haya tenido que dejar cosas cómodas atrás. Al fin fui donde un doctor que me atendió bien, cosa difícil a esta edad. Aún no he tenido un hotflash. Sigo con el karate. El programa ha crecido mucho y me hace sentir orgullosa, aunque eso que me reconozcan en la calle me pone muy nerviosa. Estoy rodeada de gente maravillosa, de antes y reciente y eso llena mi corazón de gratitud. Y sigo usando el pelo largo y suelto, no pienso cortármelo aunque sienta tu mirada sorprendida.

La vida es linda, Mama. Me hubiera gustado compartirla más tiempo contigo. Hoy se me ocurrió preguntarte algo de la vida de las tías. No importa que sean 18 años que no estás. Me haces falta.

Te mando un beso a donde estés y que te celebren tu cumpleaños. Aquí te estaré pensando.

Te quiero y te extraño,

LF

Pausa

Estos días, al final del año, parecen una pausa. Obvio es imaginario. Pero igual nos la tomamos.

Iba a dejar de escribir estos días. Pero no puedo.

Porque no importa qué tanto se tome uno un descanso, la vida sigue. Yo sigo. Y ustedes también.

El último

Pensar que le di tanta importancia a primeras veces

los principios se repiten cada día

siempre hay un primer beso por darse mañana

quiero lo último. La última mano,

la última boca, el último cuerpo.

Los finales sí son para siempre.

Riesgos

Todo conlleva una transacción. Hacemos una cosa, dejando de hacer todas las demás. Y siempre corremos el riesgo de no emplear nuestro tiempo en lo mejor posible.

Vivimos una única vida a la vez. Las líneas de tiempo alternativas son físicamente posibles, pero no las experimentamos, así que esto es lo único que tenemos. Pocas verdades son tan pesadas para aterrizarnos. Ni tan liberadoras. Porque nos deja tomar riesgos, sabiendo que sólo tenemos lo que tenemos. Las decisiones tomadas son simplemente escalones en el camino.

He aprendido a aceptar conscientemente las decisiones que tomo. Hasta las malas. Sólo han sido un paso más. Me quedan todas las siguientes.

Sin paciencia

Hoy ayudé examinado a niños pequeños en el karate. No tengo paciencia. Creo que tampoco tengo el conocimiento necesario para darles clases. Pero sí me generaron ternura, lo cual compensó.

Ser parte de una organización de enseñanza, de la naturaleza de un dojo, da un sentido cercano de comunidad, que se mezcla con el respeto y la responsabilidad. Mientras más avanza uno, más compromiso tiene. De ayudar, de enseñar, de aprender. No se puede navegar sin agradecer el viento.

Me encanta mi dojo. Los amigos que he hecho. Los maestros que me han ayudado. Aprendo de todos. Y me gusta corresponder con cosas pequeñas como ir a ver pulgas combatiendo. Lo que no tengo de paciencia me lo compensa el gusto.