Uno de mis profesores alemanes de física en el colegio nos dio una clase de aceleración y choque de masas, poniendo de ejemplo a dos buses rebasando en carretera. Concluía exasperado que era físicamente imposible realizar estas maniobras en nuestras carreteras y que intentarlo era abrir la puerta al más allá de una patada.
Hay cosas que son patentemente arriesgadas. Ese pedazo de pollo frito a la orilla del camino debe tener más bichos que experimento de biología. ¿Por qué comérselo? Capiarse del colegio para ir con los cuates… si uno ya sabe que lo van a cachar.
Pero vivir sin tomar ningún riesgo. Sólo es imposible. Tantas cosas se salen de nuestras manos, que salir a la calle ya es un riesgo.
Hay que rebasar de vez en cuando.