¿Seré así?

Hablando con una amiga hace poco, le comenté que tal vez no me estaba «dejando llevar por el momento.» A lo que ella me contestó con todo el cariño del mundo: «claro, como eres perfeccionista.» Al rato le pregunté a mi marido si él creía que yo era así. Ni les cuento la cara de «¿en serio me lo estás preguntando?» que me hizo.

Realmente no lo había considerado. No es necesariamente la perfección lo que busco, porque sé que eso no existe. Es que me gusta prepararme y esperar que las cosas sucedan de la manera que me las imaginé y me cae mal que no salgan así y entonces no puedo delegar porque no las dejan como quiero y… Está bien. «Buenas tardes, mi nombre es Luisa Fernanda y soy una perfeccionista en recuperación.»

Meh. Lo divertido es que yo nunca hubiera dicho que soy así. ¿Qué tantas cosas más haré que no me doy cuenta? No es malo ser algo, o no. El problema es no saberlo. Porque a mí no me molesta serlo, sólo me perturbó no haberme percatado.

Cuando tenemos gente a nuestro alrededor a los que les caemos bien como somos y nos tienen genuino aprecio, es fácil abrirse para dejarnos ser observados. Por eso es tan importante tener una pareja que respetemos, amigos que nos quieran.

El «dejarme llevar» va en contra de mi naturaleza, pero lo estoy aprendiendo. Lo perfeccionista ya me sale por los poros. Mis amigas aprovechan que sea así para comer lo que les hago.

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