Mi maestro de karate, cuando quiere decirme cómo hacer bien algo, me dice que lo haga “natural”. A lo cuál yo respondo (para mis adentros), “esto es natural para mí”. Pero resulta que hay una forma de hacer las cosas “como siempre” que no es lo mismo que bien y que nos sale por costumbre.
Nada más difícil que desaprender. Porque uno le pone tanto esfuerzo a adquirir el conocimiento, que dejarlo ir cuesta. Por eso hay tanta resistencia en el ámbito histórico para integrar nueva información que contradice lo que se lleva siglos enseñando. Por eso cuesta tanto dejar de hacer algo malo. Y por eso no avanzamos a veces como humanidad por no cambiar.
Hacer las cosas siempre iguales no quiere decir que están bien hechas. Y haberlas aprendido de una manera tampoco significa que no venga un nuevo dato a desmontarnos la realidad. Siempre, todo se puede mejorar. Y hay que cultivar el hábito de tener siempre mente de principiante. Porque hasta lo “natural” es aprendido.