Hoy domingo cumple años mi Canche. Quince años. No entiendo cómo cree que tiene derecho de crecer tanto y tan rápido, a qué horas soy mamá de una cosa peluda apestosa que tiene casi voz de hombre y que me saca bastante más de una cabeza. El tiempo se abalanza sobre las vidas bien vividas, es el precio que uno paga por llevarlas tan plenas.
Me hace falta entender tanto de ser mamá de este hombre en construcción, tanto de aprender dónde soltar y dónde volver a halar. No se me hace fácil, cada decisión es un reto y me atormenta la facilidad de cualquier metida de pata que pueda arruinarle algo por dentro.
Espero con toda la dotación de esperanza que tengo, que el amarlo compense. Y que, para lo que no, encuentre buena terapista. Menos mal que si algo sí tiene es mi humor.