Se me cae el lado izquierdo de la cara. Yo me lo miro. Justo donde están las cicatrices. No me sonrío igual y dentro de la orilla de la boca sólo tengo un hoyito, no dos. Una cadera la tengo con más gordo que la otra, me lo dijeron en el masaje. Y todos tenemos una cosa más grande que la otra, dedos, manos, lo que sea. No existe la simetría perfecta en la naturaleza.
Tampoco la hay en las relaciones. Una vez hay más expresividad de una parte que de la otra, menos interés, más intensidad. Es más como buscar un balance al caminar. Si el movimiento fuera totalmente simétrico todo el tiempo, tendríamos que avanzar saltando con ambos pies a la vez y eso cansa. No podemos pretender estar siempre iguales.
Lo que sí existe en la naturaleza para que todo sea atractivo es armonía. Un buen conjunto de diferencias que se complementan. Un dar y recibir que permite progresar. Tal vez no logremos siempre un balance perfecto, pero podemos buscarlo, aceptando las diferencias y usándolas a nuestro favor. Tendré la sonrisa torcida, pero amplia y eso supongo que compensa.