Mi gata está en celo

En serio. Mi gatita que tiene un año está en celo y no sabe qué hacer con su existencia. Maulla, ronronea, se restriega contra la pared, levanta la cola. Está visiblemente incómoda y no hay nada qué hacer, sólo esperar que se le pase.

Todos los animales tienen alguna forma de comunicación más o menos compleja. Desde el rastro de las hormigas, hasta el cuasi-lenguaje de los delfines. Pero ninguno de ellos tiene una manera tan sofisticada de intercambio de ideas como los seres humanos. Y ni así logramos entendernos del todo. Y es que le agregamos sentimientos hasta a las palabras más neutrales.

Durante una discusión, es tan importante entender la palabra, como el significado que tiene para la otra persona. Si digo que «quiero atención», tengo que dejar muy claro a qué me refiero, porque no es precisamente una llamada cada media hora (*le salen ronchas del agobio*). Y si hay que explicar las palabras, con más razón todo eso que decimos sin hablar. Que me perdone Alejandro Sanz, pero «si tú me miras» no es suficiente para entendernos sin hablar.

Yo pienso en imágenes. Me duelen las neuronas cuando tengo que explicarme. Pero lo hago, o por lo menos lo intento. Ni modo que me voy a restregar por el suelo igual que la Shadow. Pobre. Cuando le pase su crisis, la opero.

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