La Belleza es Objetiva

Por lo menos eso dice mi marido. Y tiene un razonamiento bastante interesante: si siempre existe alguien a quien le puede parecer bonito algo, entonces resulta que todo siempre es bonito y que sólo depende de la percepción. En realidad, el mundo es neutro. Una mezcla de ondas de luz, sonido, partículas, que nuestro cerebro convierte en sensaciones. La física cuántica argumenta que estamos compuestos de cosas que no están allí.
Es como la moda. No siendo la persona más arreglada sobre la tierra, pocas veces me disparo una crítica contra las fachas de alguien más. Pero hay algunas personas que tienen un sentido carnavalezco de la ropa y que salen a la calle con valentía. Y se sienten bien. De nuevo, es su percepción.
¿Y por qué no? La deformación que tiene nuestro cerebro hacia lo negativo viene de la época en la que teníamos que encontrar al tigre entre las sombras. Mejor ser pesimista y equivocarse, a salir despreocupados y servir de garnacha. Tal vez ya es hora de fijarnos en las cosas buenas y esperar lo mejor (salvo en el tráfico, por favor no lleven el vidrio abajo). Todas nuestras neuronas se pueden reconfigurar hacia la felicidad. ¿Y quién no preferiría ser más feliz?
Objetivamente, el mundo está lleno de cosas agradables. Hasta los disfraces, digo, la ropa que portan algunos con orgullo, tienen su encanto. Sólo hay que cambiar la percepción.

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