Pero yo no lo hago. Nunca pongo qué tengo que hacer en papel (o teléfono). Apenas me gusta que me notifiquen de los cumpleaños. Porque todo se me olvida. Llevo más de 20 años de conocer a mi marido, en todo ese tiempo no ha cambiado ni de mamá ni de hermana y ésta es la hora que no me sé cuándo cumplen años (encima de todo, se llevan como dos días, entonces es más difícil). Tengo mini ataques de ansiedad cuando creo que se me juntan dos cosas y muchas veces paso el lunes pensando qué me toca esa semana.
Cada vez estamos más dependientes de nuestros ayudantes móviles para guardar datos que antes ocupaban espacio en el cerebro: números de teléfono, fechas de cumpleaños, datos históricos, accidentes geográficos… Recuerdo muy bien que una de las idiosincracias más simpáticas de Sherlock Holmes era que no sabía que la Tierra era redonda. Cuando Watson se lo dice, completamente sorprendido y hasta ofendido de la ignorancia de su compañero de cuarto, Holmes le contesta que es un dato completamente irrelevante y que sólo le quita lugar a conocimiento que sí le puede servir. Y que, muchas gracias por la información, pero que va a proceder a olvidarlo inmediatamente.
Nuestros cerebros son plásticos, siempre están creciendo y queda en nosotros ejercitarlos para que no se queden tiesos. Parte de lo que nos ayuda a mantener conectadas las neuronas, es trabajar la memoria, pero en estos tiempos en los que llevamos todo el conocimiento del mundo en nuestras manos, la hueva vence a la necesidad. Y estaría perfecto si, como no tenemos que atiborrarnos la cabeza de cosas irrelevantes le estuviéramos pasando la sabiduría de los filósofos antiguos, la historia de los imperios, hasta las aventuras de Holmes y Watson… Qué, si no. Y nos quedamos con gente que sí es inteligente, pero que no alimenta lo que tiene entre las orejas de nada interesante. El resultado es patético. Nada más triste que potencial humano desperdiciado.
Por eso yo no llevo una agenda. Así como levanto pesas, trato de hacer trabajar mi cerebro. Claro, me pasa como hoy, que casi me pateo por haber puesto dos cosas en el mismo día. Lo bueno es que pude chequear el Feis y ver que no son el mismo día.