Ser sincero y decir las cosas claras. Es una actitud loable, que deja poco espacio para ambigüedades y malentendidos. Y que le sirve de excusa a mucha gente para soltar cualquier grosería que se le aparece en la mente.
Aunque realmente es imposible crear una reacción emocional en otra persona, es igual de imposible hacerse la bestia de las consecuencias que puedan tener nuestras palabras. Cada una de las cosas que decimos tiene una carga emocional y es importante conocerlas para no pasar por la vida blandiendo un bate «sin querer».
Ser sincero es excelente. Mejor que decir mentiras, por supuesto. Pero los dilemas existenciales no son entre una cosa buena y una mala, eso es muy fácil. La mayor parte de conflictos personalea vienen de tener que decidir entre dos cosas buenas.
No podemos pasar atropellando a los demás sólo porque queremos ser francos. Y tampoco podemos chocar contra nuestros propios ideales sólo por convivir. El lenguaje sirve para comunicar ideas, mejor si se puede sin herir.
A veces, toca decir cosas que no son del todo agradables. Allí es en donde no se puede usar la excusa de la franqueza para excederse en la dureza. El respeto y un poco de filtros sociales ayudan a que el mensaje que se quiere transmitir pase más fácil. Así como cuando uno le tiene que hacer una corrección a la pareja. Es mejor si se hace desde un lugar de cariño.