…y me tome de la mano, quiero irme riéndome. No porque no haya disfrutado de la vida. Al contrario, porque no dejo nada pendiente.
No dejo trabajos a medias, hechos de mala gana y con pocas luces.
No dejo amistades rotas, o manchadas por faltas de generosidad.
No dejo hijos con sentimientos encontrados, resentimientos de los que necesitan terapia, vacíos por falta de cariño.
No dejo ni un «Te amo» sin decir, ni una noche sin beso, ni una mañana sin sonrisa.
Si me río será porque la muerte no me arrebata nada, porque todo lo dejé.