El niño, el primero, cumple 10 este lunes 19 de febrero. Pasa a dos cifras. Y yo paso a ser mamá de un niño de 10. Empurrado, sensible, dulce, alegón.
Es un encanto, a pesar de mí podría decir. Cada día se me parece menos y lo celebro. Me cuesta escribir acerca de ellos (la niña es otra que me asombra) sin que se me llenen los ojos de agua. Y está bien. No creo que haya algo que esté haciendo peor, con más dedicación, que el ser mamá. Las cosas no son como uno se las espera, desde bañar al niño por primera vez y olvidarme de limpiarle el ombligo, por ejemplo, hasta sacarlo con 7 de sus cuates al cine y regresarlos a todos intactos.
No sé. En eso se puede resumir mi maternidad. No sé. Aunque me informe. Lo cierto, lo que él sabe y a mí no me cabe la menor duda, es que lo amo.
Espero que con eso baste.
Para mientras, lo llevamos a comer lasaña y él comió más que yo.
Ahora está comiendo helado.