Escuché un rugido distante dentro de mi cabeza
el ruido del mar atormentado en la distancia
un grito desesperado de alguien solo
una bestia gruñendo en la noche.
Me sentí invadida por mi interior
estuve al borde de un pozo
y quise saltar
dejarme abrazar por la sombra del fondo.
Escuché mi locura
la que siempre se deja con puerta cerrada
acercar la boca al cerrojo
e invitarme a pasar. Allí adentro está muy sola.
Las olas no alcanzaron el límite de mi sanidad
sólo llegué a mojar un pie
no sé si vuelva a tener la oportunidad
de ahogarme en mí misma. Y no sé si no lo haría.