Recoger platos y sacar niños a tiempo y hacer ejercicio y cuidar lo que como. Porque tengo que ser vieja funcional, poder moverme sin ayuda y comer sin que se me caiga la comida. Trabajar para no ser un desperdicio. Escribir porque puedo.
No sé. A veces me dan ganas de agarrar mis brassieres favoritos y largarme a recorrer el mundo, viendo qué veo. Claro, lo digo desde la comodidad de un techo, comida, gente que me quiere y seguridad que me iré a dormir y despertaré en un lugar que conozco, con baño. El baño es importante. Tal vez sea eso lo que me detiene.
Habemos gente para todo. Admiro con algún nivel de envidia a las personas que se llevan a sí mismas a todas partes, sin pensar lo que dejan atrás, sin compartirse más allá del momento en el que están. Y que se van. Yo no sé irme. Siempre me quedo. Supongo que también se necesita de gente que sea útil. Funcional. Que sirva hasta que ya no.
Quisiera ser irresponsable, pero ni siquiera sé por dónde empezar, porque ni siquiera puedo dejar de escribir porque me toca. También en eso hay alguna magia.