Me fascina la ciencia ficción. Una buena historia de cf tiene la gracia de plantearse cuestiones filosóficas profundas y desarrollarlas en un vacío existencial. Una novela que por encima se trata de alienígenas, termina siendo de genocidio. Se puede discutir el hecho mismo de existir como persona con el simple hecho de considerar la inteligencia artificial. Pero todo eso se hace más fácil, porque se sacan los problemas del contexto histórico que ya conocemos como humanidad y se discuten en un vacío.
La vida no existe en un vacío. Nunca. Todas las decisiones que tomamos tienen repercusiones que van más allá del acto inmediato que realizamos. Podemos (y deberíamos hacer nuestro mejor esfuerzo por) prever hasta cierto punto qué va a ser afectado por lo que hagamos. Pero nunca podemos tener una dimensión entera de todo lo todo que podemos tocar con nuestras acciones. Tiramos la piedra al agua y vemos con claridad los primeros círculos, pero los demás no dejan de existir sólo porque se van ensanchando y ya no los distinguimos.
Todo lo que hacemos tiene consecuencias. Todas son irreversibles, porque no podemos echar a andar el reloj para atrás. Así sería muy fácil meter la pata. El problema es que siempre nos tenemos qué tragar el resultado de nuestros actos, aún cuando no fueran lo que queríamos.
No vivimos en el vacío. Sólo hay vacío en el espacio y allí no podemos sobrevivir. Ni en las novelas de ciencia ficción.