Detalles

En las relaciones las cosas pequeñas apuntalan las grandes. La gente rara vez se divorcia por un acontecimiento inesperado. Más bien, el vaso se derrama con la última de muchas pequeñas gotas. Al revés pasa igual. Las mejores experiencias están llenas de detalles que se complementan y ayudan a afrontar los grandes retos que siempre manda la vida.

Allí es donde ayuda conocerse y saber qué puede aguantar en lo cotidiano y qué no. Probablemente importe más cómo mastican que cómo reaccionan ante el ataque de un león, porque lo primero pasa todos los días.

A mí me llenan las palabras amables y los gestos pequeños de cariño. Obvio no me quejo de grandes cosas bonitas. Pero pueden estar esparcidas.

Hacer compañía

Qué alegre es tener una tribu, sobre todo para compartir. Hablando con una amiga acerca de la maternidad y lo agobiante que resulta a veces, hacíamos la observación que los humanos estamos hechos para tener estas experiencias en grupo. Que las generaciones anteriores de mujeres nos enseñen qué hacer y nos sostengan. No es lo ideal hacerlo solas.

La compañía también es buena en las ocasiones felices, las alegrías compartidas se multiplican. Los éxitos se pueden celebrar, no para hacer demostraciones, sino para esparcir la felicidad. También ayudan a saber que suceden cosas buenas.

Desde que vivimos tan aislados y las familias son más pequeñas y están dispersas, no tenemos necesariamente el beneficio de este apoyo. Pero hay que buscarlo. Que nadie nos haga sentir mal por no poder hacerlo todo solos. Se vale compartirse.