Me gusta decir que la diferencia entre la necedad y la perseverancia es el resultado. Pero debo admitir que, al principio, ambas parecen iguales. Porque todo lo que uno practica insistentemente requiere de un toque de esperanza ilusa: no importa cómo se mire ahorita, va a ir mejorando.
Tengo muy pocas habilidades físicas naturales. Cero coordinación ojo-pelota. Las pocas poses de yoga que me salen (a penas), son el fruto de horas de prueba y error. Así con el resto de cosas que me cuestan, incluidas las relaciones, porque me cuesta no meter la pata.
Tal vez más que esperanza, persistir requiere de falta de vergüenza. Se mira muy feo ahorita. No importa. Es mejor la mejora que la nada. Y allí va uno, que es necio, a querer ser persistente.