Voy a bailar en la cocina

Tengo ganas de pararme en la mesa del comedor y bailar frente al espejo de la pared. De salir corriendo por la calle, lo más rápido que puedan mis piernas (que no es mucho porque detesto correr). De quitar todos los muebles de mi casa y quedarme en los ambientes vacíos, llenándolos de ideas.

Necesitamos un momento de dejarnos sin nada, despojados hasta del diálogo interno que no nos deja conocernos. Un momento de silencio, oscuridad, insensibilidad. Y dibujar sobre esa página en blanco un destino que nos atraiga como el faro al puerto.

Quiero descargar toda la energía que me levanta de la cama sin descanso, que me despierta con angustia por la noche, que me quita las ganas de comer. Necesito poner música a todo volumen y saltar sin que me importe si lo hago bien o no. Por eso medito sola y practico yoga sola. Porque quiero dejar de ocupar espacio hacia afuera y llenarme de mí misma por dentro.

Hoy voy a poner mis canciones favoritas, halar a mis hijos, y haremos una fiesta en la cocina.

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