Si por mí fuera, hubiera seguido siendo una bola de egoísmo total de esas que consumen todo lo que tienen a su alrededor. Para eso aprendí, siendo hija única. Pero miento. Ninguno podemos vivir así, porque estamos hechos para compartirnos. ¿De qué sirve ser cualquier cualidad si no hay nadie con quien hacerlo? No podemos hacernos reír a nosotros mismos, platicar (pues, de forma sana) sólo con uno, sentir para dentro nada más. Estamos hechos para abrirnos, para sacar ese universo que construimos por dentro y enseñarlo. Somos sociales y queremos una tribu a dónde pertenecer y un espacio en donde ser nosotros mismos.
Si por mí fuera, supongo que no haría nada diferente. Hasta las madrugadas me quedan bien. No sería la misma sin las personas que conforman mi vida. Tal vez no vivo por los demás. Vivo por mí para compartirme con ellos. Y tal vez eso siga siendo egoísta, pero en bonito.