Por mucho tiempo
escondí hasta de mí misma
mis rincones más oscuros
pensando que si tú los mirabas
ya no me ibas a querer.
Y ahora que se me escaparon
por alguna puerta que dejamos abierta
y, aterrada, te los tuve que mostrar
tú me miras destilando amor por los ojos
y me dices: «siempre lo supe.»