Tapar agujeros

En todas las vidas hay carencias que marcan una necesidad. Agujeros que tratamos de llenar, ya sea bien, o con cosas que nos corroen y los hacen aún mayores. También es cierto que, si así crecimos, ésa es nuestra realidad y sólo podemos imaginarnos otra. Lo normal es una aceptación comunitaria que existe sólo como un absoluto abstracto. Todo se desvía de una u otra manera de esa norma. Lo demás, lo que vivimos es «común».

Eso no quiere decir que, al identificar cómo tenemos lugares en los que falta algo, no podamos llenarlos. De cariño, de luz, de trabajo en uno mismo. Antes estaba la charla alrededor del fuego. Luego la confesión. Ahora está la terapia.

Quiero creer que lo más sano que he aprendido a hacer es identificar esas carencias, ver si hay una buena manera de taparlas y seguir adelante. Hay cosas que no se pueden reparar, sino que simplemente toca asumir. Y eso también es normal.

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