Hay tantas versiones de «el chiste de la diplomacia es poder decirle a alguien que se vaya al carajo y que lo agradezca». supongo que le ponemos mucho énfasis a la forma en la que decimos las cosas, el empaque de los regalos, la tapa de los libros. Nos indican cosas fáciles de identificar y terminan de contarnos la historia de lo que tenemos enfrente. Las formas son indicadores primarios, aunque no siempre son certeros.
Hay diferencias culturales tan grandes entre personas con distintas costumbres, que las ofensas abundan entre los malos entendidos. Y allí está el fondo del asunto: si uno sólo se fija en lo externo, lo de adentro se pierde.
Aprender maneras sin perder la esencia es tan especial, que se necesitan años de machacarlo, como cuando uno cría a los hijos. Especialmente cuando uno cría a los hijos.
Así que sí, siempre es importante el modo, pero envolviendo algo valioso.