Estoy en un lugar en donde esperé estar hace quince años. Y donde jamás pensé encontrarme hace tres.
A veces trazamos el camino de nuestra vida por adelantado y ponemos el barco con un curso hacia el faro que sabemos se encuentra lejos. Navegamos aún en medio de la tormenta que nos desvía. Salimos a ver las estrellas cuando el mar está en calma y no queremos movernos. Creemos que el puerto hacia el que nos encaminábamos no existe después de todo. Pero la ruta está determinada por alguien con una idea fija en mente. Nosotros mismos. Y seguimos.
Me encuentro reconociendo el lugar en donde estoy, aunque nunca he estado aquí, porque es en donde quería estar. Aunque haya llegado por una puerta distinta.