Fallar goles en repetición es imposible. Mal chiste, yo sé. Pero es ilustrativo porque así precisamente es como no funciona nuestra memoria. No tenemos estanterías llenas fotos y videos de momentos específicos que sacamos para observar. Más bien, son figuras maleables que, al manipularlas, se deforman.
Las nuevas técnicas de terapia para personas con trauma consisten en redimensionar los eventos. Darles un nuevo significado y colocarse uno en una posición distinta. También hay ejercicios de abrazar al niño que fuimos y, aunque suene demasiado kumbayá, no deja de ser efectivo. No se trata de borrar lo sucedido. Es verlo desde un punto que nos ayude.
Repetir patrones nocivos es un intento mal llevado de alcanzar esa sanación. Tal vez en la segunda, tercera, enésima vuelta pueda hacerlo distinto. Mejor ir al primer evento y cambiarse uno. Eso sí se puede.