Cuando platico con mis amigos digo muchas tonterías, como que yo no podría salir con otra mujer, porque no soportaría que nos compararan y estuviera más bonita que yo. No sé si es cuestión de género, o de diseño personal, pero yo si he vivido como si tuviera que ganar siempre.
Peor que eso, lamentablemente me ha costado muchísimo sacarme la mentalidad de suma cero. Hasta hace poco, si miraba a otra mujer con un cuerpazo, rápido me comparaba. Es de a poquito que he podido dejar de sentirme menos cuando miro a alguien que creo que es más. Menos mal sólo me pasa con la apariencia física, porque si fuera también con posesiones materiales, ya mejor me quedo en posición fetal.
Porque siempre hay alguien que tiene o es algo que uno quisiera. Eso es lo jodido de la competencia externa. Cuando en verdad el fuete de la excelencia debe venir de adentro.
A la única a la que le puedo y debo ganar es a mí misma. La vida sí es una competencia, pero el contrincante está en el espejo.