Terminamos haciendo las cosas porque no hacerlas nos dolería más. Qué fácil es pensar en motivaciones y difícil encontrarlas de verdad. A veces nos enfocamos en lo positivo. Creo que es mejor actuar para evitar el dolor.
El problema es que sobredimensionamos un posible sufrimiento ante lo que tenemos de verdad en frente. Así perpetuamos situaciones que distan de ser ideales, porque lo que no tenemos certero, nos da miedo. Aplica para todo. Seguro.
El fin de hacer trabajo en uno mismo es alejarse de ambas motivaciones y no sufrir, ni por evitar lo malo ni por perpetuar lo bueno. La gracia allí es encontrar un por qué hacer lo que necesitamos. Tal vez todavía no estoy en la capacidad de no usar lo placentero como incentivo.