Recibo noticias en varios idiomas. La newsletter que más me gusta es de un museo lejos, lejos, al que fui una vez. No creo regresar, pero es chilero recordarme cuando estuve allí. Igual que ver películas que sacan escenas en lugares donde uno ha estado.
Hablar, el lenguaje como tal, sirve desde siempre como puente entre un cerebro y otro, que es lo mismo que entre un mundo y otro. Facilita la convivencia, hace atajos de cariño, multiplica las ideas. Es una pena cuando se manipula para otra cosa. El dicho “hablando se entiende la gente” parece tener menos importancia ahora.
Leer artículos y noticias y comentarios en un idioma distinto al materno es abrir ventanas al mundo. La habilidad más valiosa que les voy a heredar a mis hijos es poder pensar en varias lenguas. Aunque eso no les afloje la propia cuando me hablan a mí. Pero estoy segura que, cuando ellos mismos quieran abrir las puertas de sus mundos, el poseer las llaves idiomáticas se los va a facilitar. Y eso es una excelente noticia.