Hace algún tiempo, hice una terapia que incluía sanar la relación con mi papá, quien aún en ese momento, ya llevaba varios años de muerto. La visualización fue intensa y sentí que, efectivamente, entre nosotros ya sólo quedaba cariño.
El mundo sólo podemos percibirlo a través de nuestros sentidos. El cerebro es el intérprete. Las emociones el sabor. Nuestras reacciones el resultado. Y todo eso pasa adentro nuestro. La subjetividad es universal y sólo porque hemos evolucionado para vivir en sociedad es que encontramos formas de converger.
Independientemente de por qué, lo importante es que tenemos la capacidad de trasladarnos, proyectar nuestro interior. Y hasta cambiar lo que nos rodea con un simple ejercicio mental. Que podo importa que sea o no “real”, sirve. Al final del día, todo está en la mente.