El Vestido

…y los zapatos y el maquillaje y las joyas y el peinado. ¡Qué vergüenza si nos volvemos a poner lo mismo que la boda pasada! ¿Qué van a pensar?

Es cierto que se siente feo que lo pelen a uno pero: 1. Rara vez se entera uno, por eso pela la gente, porque no tiene los huevos de decir las cosas de frente. 2. La gente que tiene cosas importantes en su vida no se acuerda qué se puso uno en la fiesta pasada. 3. La gente que sí se acuerda y que le importa, no es importante.

Pasamos por la vida viviendo para los demás, poniéndonos ropa de moda que no nos gusta para los demás y haciendo otro montón de cosas para los demás.

Y pocas son las veces que los demás se fijan en uno, porque van más preocupados de lo que van a decir de ellos.

Darse cuenta de lo poco importante que es uno en la vida del mundo en general es liberador. Poder salir a la calle como uno quiere, dentro de las normas mínimas de convivencia le permite a uno gastar energía en otro lado. Fijarse en la poca gente que importa dirige nuestras emociones a lo que sí alimenta.

Y aprender que uno se puede volver a poner el mismo vestido todas las veces que uno quiere, es una delicia.

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