Buen lunes

Todos los días son todo lo que pueden ser. Y si sueno mucho a coach ridículo, es que hasta los clichés más trillados pueden ser verdad. Un día o el otro importa muy poco cómo se llame.

A mí, generalmente, me gustan los lunes. Es volverme a poner el chaleco de la rutina, con islas conocidas dentro de un océano que navego. Está bien. También hay lunes sin rumbo y domingos predecibles. La cosa es tener una pequeña expectativa razonable de qué es lo más probable que suceda.

En una casa con dos adolescentes que mudan de persona casi cada hora, saber que el lunes lavo ropa me ayuda a no salir corriendo. Dan ganas. A ver cómo amanecen el martes.

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