Eso que es más que querer
que arde en la punta de los dedos
quema los pensamientos puros
deshace las buenas intenciones.
No es dejarse arrastrar
ni perderse en una erupción
es navegar con propósito
directo hacia la tormenta.
Pero, ¿qué vas tú a saber
del deseo que consume
y mata y revive
si eres tú quien lo provocas?