Alguna vez
diré que había una vez
de ésas que se le cuentan por las noches
a veces, a los niños a la orilla del sueño.
O recordaré cuando la mente
de vez en cuando salga flotando
entre el océano de lo vivido
y lo anhelado.
Y si tuviera que contarlo
ya pasadas tantas veces
con la memoria dorando los momentos
igual no lo haría.
Hay historias que se guardan
a las que no se les pone de tope
un “fin”, aunque ya no estén
la eternidad también es no contarlas.