Contrario a lo que sería evidente, mis días transcurren en silencio. Al menos una gran parte. Creo que nos pasa a los adultos. Pero hoy me lucí.
El cuerpo sabe qué necesita y el mío quería dormir. Yo siempre me resisto a la inercia, no me gusta no hacer nada. Pero la vez pasada que no hice caso, terminé con neumonía. Mejor un día “perdido” que un mes enferma.
Así que he pasado tranquila. Mañana retomo todo. Si mi cuerpo me deja.
