He leído que probablemente los humanos nos comunicamos primero cantando y luego aprendimos a hablar. La música se conecta de forma directa con nuestras emociones, se salta el pedazo lógico de nuestro cerebro y nos hechiza. Los músicos son los únicos y verdaderos magos.
Por eso cantamos cosas horrendas con tanto gusto, sólo porque está bien la melodía. En cuanto desmenuzamos la letra, nos damos cuenta de cómo se derrumba el encanto. Hay canciones que hablan de las peores traiciones “ahora eres de mi hermano”, “soy un volcán apagado”… y eso son sólo las de los boleros.
Está bien conectar con una parte compleja no racional. Nos mueve en formas distintas. Nos da una sensación de pertenencia también. Y nos permite soltar un poco la ilusión de control. Pero es bueno, de vez en cuando, rasgar el velo del hechizo y pensar qué palabras se están escribiendo con música en nuestro cerebro.