Todo se puede

Me gusta decir que me gusta toda la atención, pero no todo el tiempo. Hay una distinción muy importante allí. Y es que yo quiero lo que quiero cuando lo quiero, no en otro momento. Complicado, porque, aunque me ha costado creerlo, el mundo y sus habitantes no existen para complacerme. Una de esas injusticias de la vida… En fin.

La clave verdadera de las relaciones armoniosas es entender que todo se puede, pero no todo el tiempo. Una persona completamente intransigente termina hartando a sus compañeros quienes lo dejarán solo para que haga lo que quiera, sin molestar a los demás. Y una persona completamente condescendiente va a terminar exprimida, sin nada qué darle a nadie porque no llenó su propia copa en algún momento. Y tampoco se puede ser equitativo todo el tiempo, porque a veces simplemente hay que dar más, o recibir más.

Es poner el contexto de las cosas en la mira lo que nos ayuda a saber si lo que hacemos nos aporta más o menos satisfacción de la que nos la quita. Suena frío, pero al menos yo no vine a este mundo a sufrir por mi voluntad y, donde puedo me ayudo a pasarla mejor. Pero no todo el tiempo.

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