Si a uno le gustan los juegos de personajes interesantes y reglas complicadas, Calabozos y dragones es el lugar dónde plantar su bandera. Es fascinante, con reglas movedizas e historias apasionantes. Y un elemento de azar: los dados. Que no son los que uno ya conoce, sino tienen más lados.
Algo así la realidad: mientras más compleja es, más lados tiene. Y todos forman parte de lo mismo. Y, por mucho que uno le de vueltas, siempre habrá por lo menos una cara que estará invisible. Nos pasa hasta con las conversaciones: cada uno se lleva un pedazo propio y siempre se queda algo sobre la mesa.
Yo no juego CyD. No sé dónde haría el tiempo. Pero sí sé que nunca puedo ver todas las caras de lo que tengo en frente. Y que en cualquier momento de la jornada, a mi personaje se lo puede llevar una mala tirada.