Parafraseando las célebres palabras del famoso Miguelito, yo veo más grande mi dedo que el sol, porque me importa más. Verdadero como inútil, porque me puede importar poco, pero de todas formas me quema.
Todos hemos tratado de cerrar los ojos para escondernos. Truco de niños que creen que pueden apagar el mundo a voluntad. La realidad es que uno nunca se puede esconder. Pero el otro lado de la moneda es que uno no le es relevante a la mayor parte del mundo. Así que da lo mismo estar oculto o no.
Sigo pensando que me importan más lo mío (gente, relaciones, animales, cosas), que un astro lejano. Viceversa igual. Y eso me da tanta libertad como yo quiera agarrar.