Siempre hay espacio para más errores

Hoy recordé que mi mamá siempre me dijo que yo era la hija que ella quería tener. Hacía la broma de haberse casado con mi papá, un hombre diecisiete y pico años mayor, con seis hijas previas, sólo por la seguridad de obtener la hija mujer que ella quería. Si era cierto, o no, la verdad es que haber recordado eso me sirvió como un cariño fuerte. Hoy no me siento particularmente adecuada como madre, hay muchas deficiencias que trato de tapar, no siempre logro compensar el carácter y me hace demasiada falta la dulzura para tratar a mis engendros.

Pero son míos. Para lo bueno y lo malo, tienen mi tono de voz, mi tendencia a explotar en risas escandalosas, el gusto por los comentarios sarcásticos y la preferencia por escuchar música todo el tiempo. Les he hecho mi paladar salado y el estilo hacia los colores oscuros. Tienen gatos. Buscan estar tiempo solos. Cuestionan todo. Les he pasado infinidad de errores, lo siento tanto, pero es lo que he podido hacer. Siempre hay espacio para cometer más y será una cuestión de encontrar al terapeuta adecuado para ayudarlos a masticarlo todo. Me ha tocado con lo mío y no es malo, sólo cansado a veces.

Mi mamá siempre me deseó a mí. Yo siempre quise tener hijos con mi esposo. Sólo con él. Son una nave. Me divierto mucho y tengo pánico de arruinarlos. Es lo que hay.

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