Seguimos

Hay tantas formas de vivir como personas.  Y el nivel de felicidad parece que viene de la genética. Todos tenemos diferentes referentes de satisfacción y no se le puede pedir a una persona con disposición más “triste” que sea eufórico y feliz como los que saltan de la cama por las mañanas.

Es complicado para uno que cría niños entenderlo, porque han pasado de depender totalmente de uno, a tener sus propias ideas y ese distanciamiento a veces desconcierta. Sobre todo porque a veces uno les hace cosas con todo el entusiasmo del mundo esperando una reacción y salen con otra.

Especialmente difícil me resulta que lo que me sirve con uno no con el otro. No hay mejor seña de que la naturaleza hala tanto como la crianza. Pero seguimos haciendo (todos, ellos y yo), un esfuerzo por adaptarnos a lo que necesitan cada vez, para lograr alcanzar lo que creemos que es bueno.

Yo quisiera el instructivo para el método infalible. Un conjuro que cambie con ellos. Aunque sea un dibujito.

Pero no. No hay. Así que no me queda otra que continuar.

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