La vida se puede pasar protegida, con el corazón intacto, la piel sin arrugas y todo bien abotonado. Bonito cadáver. No sirve de mucho.
O se puede sentir. Tomar decisiones radicales, subirse a la ola del sentimiento, conocer a qué sabe. Voy por más de la mitad de mi vida y sé que me he roto muchas veces, que no estoy completa, que me hacen falta piezas. He dejado el corazón regado y probablemente me quede con poco al final.
Ha valido la pena. No todos los trozos están bien cuidados y eso ya no es culpa mía. No voy a regresar por ellos. Puedo funcionar incompleta. Seguro tengo más arrugas de las que debería. Pero he usado todas las emociones a mi alcance. Y está bien así.