Tantas cosas que me he dejado de comer porque no era el momento. Y a veces casi me arrepiento porque ese momento nunca llegó.
Todo tiene una fecha de caducidad. Y las decisiones se toman excluyendo todo lo demás, sobre todo lo futuro incierto. Porque nadie sabe si en el próximo minuto va a estar vivo.
No me arrepiento de no hacer algo ahora y tampoco poderlo hacer después. Porque es lo que mejor me pareció. Ni siquiera mi yo del futuro puede juzgarme, no está en mis zapatos en este preciso instante. Y, hoy, me comí lo que quería. Mañana no va a estar.