No sé qué viene primero

Creo que hay un punto perfecto entre que la ignorancia es la felicidad y que si uno conoce la verdad, lo hace a uno libre. Supongo que fluctúa. Aún no estoy segura de qué depende. Porque hay cosas que saberlas no me ha hecho ningún bien y otras que por ignorarlas me han lastimado.

Cuando hacemos planes, los diseñamos con una cantidad limitada de información. Es imposible saberlo todo de todo. Luego, al revisarlos tiempo después, si salieron mal, decimos que haríamos las cosas distinto si tuviéramos la oportunidad. Lo cual no es cierto. Porque regresaríamos a ser los mismos, con la misma información. Por eso lamentarse, pero no cambiar, es como quejarse de engordar, comiendo un pastel. Hay que hacer un buen análisis y seguir, sabiendo que vamos a meter la pata, otra vez.

Tal vez ese punto ideal es entre ver todo lo que podemos claramente y dejarnos de atormentar por lo que no sabemos. Y hacernos la bestia después.

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