No era en serio

He recibido golpes físicos que duelen. En el karate no nos enseñan a pintar precisamente. Pero uno se levanta, se sacude el shock y sigue adelante. De lo que me cuesta recuperarme es de las palabras hirientes.

Es impresionante cómo los seres humanos logramos volver armas hasta la forma de comunicación. Moldeamos a nuestros hijos con lo que les decimos. Construimos culturas con meros caracteres. Empezamos guerras con un par de frases. Y todo sobre conceptos inmateriales que le dan forma a nuestro mundo. Lo que decimos tiene peso y temperatura y peligrosidad.

Peor aún que recibir una palabra que destroza, es que después le digan a uno que no era en serio. La bomba ya estalló y el que la tira ni siquiera se quiere hacer responsable. No se vale. Todo lo que sale de nuestra boca tiene que ser intencional. Hay un placer especial en decir las cosas con precisión. Y todo, todo, siempre, es en serio.

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