Lo que más me gusta de mi rutina es que se repite. Y mi hábito favorito es el que siempre hago. Por eso me cuesta integrar cosas nuevas, porque luego no salen jamás del día. Y por eso también le pongo tanto empeño a lo desagradable, pero bueno, como el ejercicio.
Hasta que me aburre y quiero cambiar y vienen días como los que hemos tenido y lo que más quiero es volver al horario de antes, aunque me pesara a veces ir al dojo a la misma hora y hacer los mismos movimientos. Me hace falta la piscina de la que renegaba por fría o por mojada. Extraño la oficina y esperar el bus y las carreras de la mañana. Porque esto no es vida normal, aún no, y me da miedo que se me vuelva hábito justo en el momento en que otra vez cambie.
Y, para no sentirme así todo el tiempo, es que medito. Otro hábito.