En caso de emergencia, sin contar a los seres vivos, obviamente, creo que buscaría rescatar las fotos viejas. No hay forma de recuperarlas si se pierden. Pensar en eso es un buen ejercicio para determinar qué le importa a uno en realidad.
Una manera infalible de dimensionar lo que uno tiene es imaginarse perdiéndolo. No es un truco psicológico facilón. Al contrario. Requiere estar dispuesto a ser vulnerable y aceptar que perder a alguien puede doler. El dolor no es agradable, pasamos la mayor parte de nuestras vidas evitándolo. Pero la alternativa es no vivir.
Llevarme algo en caso de emergencia no está pasando. Igual serían las fotos. Y, en cuanto a ser vulnerable, aunque me da miedo, prefiero que duela.