Lo perfecto no sirve

Estoy sentada en un lugar en el que podría escribir una novela. Está aislado de todo, no hay gente a mi alrededor y no he dejado de pensar que aquí podría quedarme, sobre todo en estos tiempos en los que el comedor me ha servido de centro de operaciones y todo el mundo pasa hablándome. Perfección. Inalcanzable por mucho tiempo, mejor dicho, insostenible. Porque mi vida no transcurre en este sitio, tengo cosas qué hacer (dejé las toallas en la lavadora) y me tengo que ir en un par de horas.

Lo perfecto es enemigo de lo bueno, decía mi papá, dicho del que me he quejado antes y que ahora entiendo a la perfección. Si tuviera que esperar el momento perfecto para hacer cualquier cosa, ya me hubiera atrofiado. Ese momento existe un instante y luego se va. Lo que sí hay es el momento adecuado, como ahorita que tenía veinte minutos y pude escribir.

Y ya. El momento se fue. Regresaré a mi comedor.

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